La soledad es la peste del siglo XXI |
Anoche, vi que tenía una serie de mensajes. Una persona se quejaba de que se había quedado sola pues por una serie de circunstancias y malentendidos (siempre según su versión) había hecho que le dieran la espalda todo su círculo de amigos y otros por cuestiones de la vida pues ya no tenían vida social.
Esto me recordó a un episodio que me sucedió no hace muchos años y puedo decir que la situación es de lo peor que puede pasar a una persona. Sentirse solo y no tener absolutamente a nadie a quien acudir, es de lo más atroz que puede pasar. Llegas a estar solo de hasta ti mismo.
Pero la realidad de esa soledad es que no empieza en ese fatídico momento en que se te vuelve la espalda de forma generalizada. Estas solo mucho antes, aunque tus ojos se nieguen a verlo. Yo negaba la realidad cuando veía que en ocasiones era “olvidado” y nadie preguntaba por mí. O que quien se “olvidaba de mi” enseguida venia si había cervezas por medio o necesitaba vehículo o iba a hacer algo que le era de interés.
No, no empezó la soledad cuando la gente me dio la espalda, ahí empecé a dejar de estar solo pues antes estaba junto pero no acompañado que es muy distinto.
Sin embargo, estos terribles años me han servido para muchas cosas. Para no juzgar a la gente por lo que me digan e intentar crear mi propio criterio, perder muchos miedos, quitar muchas máscaras, librarme de gente tóxica, y empezar a creer en mí. Darme cuenta que en realidad quien me hizo daño son gente infeliz e inmadura hasta tal punto que una de las mejores definiciones que escuche decir de una de esas personas es que es un nini, a pesar de que tiene casi cinco décadas de vida.
Esto me recordó a un episodio que me sucedió no hace muchos años y puedo decir que la situación es de lo peor que puede pasar a una persona. Sentirse solo y no tener absolutamente a nadie a quien acudir, es de lo más atroz que puede pasar. Llegas a estar solo de hasta ti mismo.
Pero la realidad de esa soledad es que no empieza en ese fatídico momento en que se te vuelve la espalda de forma generalizada. Estas solo mucho antes, aunque tus ojos se nieguen a verlo. Yo negaba la realidad cuando veía que en ocasiones era “olvidado” y nadie preguntaba por mí. O que quien se “olvidaba de mi” enseguida venia si había cervezas por medio o necesitaba vehículo o iba a hacer algo que le era de interés.
No, no empezó la soledad cuando la gente me dio la espalda, ahí empecé a dejar de estar solo pues antes estaba junto pero no acompañado que es muy distinto.
Sin embargo, estos terribles años me han servido para muchas cosas. Para no juzgar a la gente por lo que me digan e intentar crear mi propio criterio, perder muchos miedos, quitar muchas máscaras, librarme de gente tóxica, y empezar a creer en mí. Darme cuenta que en realidad quien me hizo daño son gente infeliz e inmadura hasta tal punto que una de las mejores definiciones que escuche decir de una de esas personas es que es un nini, a pesar de que tiene casi cinco décadas de vida.
Antes maldecía la vida por mi situación, ahora agradezco a la vida que me haya hecho pasar ese trago tan amargo, gracias, gracias, gracias.
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