Lo reconozco, yo odiaba España y voy a Explicar por qué. Uno de los puntos era que mis padres me dijeron que yo era vasco, no desde el punto nacionalista porque no lo son, yo era vasco como el que nace en Andalucía es andaluz. Una cosa que recuerdo con pena es un cierto acoso en mi infancia por ser vasco en mi propia tierra. Aseguro que es muy cierto por surrealista que parezca.
Yo vivía en un pueblo (que no citaré) que como muchos de los pueblos vascos donde la población de aquellos años era mayoritariamente oriunda de otras tierras, como era el caso de mis padres (Cantabria y Castilla). En aquellos años había un cierto reparto de la gente llegada de otros lugares. Por ejemplo, en cada pueblo la inmensa mayoría de la gente que llego de otras tierras procedían de un mismo pueblo.
El pueblo donde pase mis primeros años de vida tenía muy metido eso de ser del lugar de procedencia. En mi caso, los niños habían nacido muchos en el pueblo de origen de sus padres y sin entender el porqué, muchos tenían rechazo a quienes nos identificábamos con la tierra que nos vio nacer aun que fuera con los ojos infantiles de un niño de corta edad que no entiende nada.
“Tu no juegas porque eres vasco” o “vasco, das asco” las escuche varias veces dentro de mi tierra. Reconozco que era solo en uno de los pueblos que viví, pero siendo en la tierna infancia te marca.
Salir de nuestra tierra, a disfrutar de las vacaciones, no era mucho mejor. Te hablaban de cosas que ni sabias, ni entendías en aquellos años. ETA, los vascos bla, bla, bla… cosa que me acompaño toda la vida pues, aunque parezca raro, aseguro que me han dicho más veces fuera de Euskadi que mis apellidos no son vascos (y no siento la más mínima inquietud por ello) o “magistrales clases de historia" mucha proveniente de gente que no sabe ni quienes fueron los reyes católicos, pero saben que los vascos se inventaron la historia y de “pe a pa” todas las “invenciones”.
Actualmente, no solo no odio a España, sino que mi biblioteca esta llena de libros que hablan de mil cosas maravillosas de esos lugares que antaño odiaba. Ahora se hacerlo por dos motivos. Uno de ellos es que empecé a empaparme de la cultura de mi tierra y aprendí a amarla y cuanto más la amaba me di cuenta que me quedaba corto pues realmente amar una cultura, es no odiar la de los demás. Quizás, igual tengo que matizar esto un poco, no es España la que he dejado de odiar sino una España, la de Lorca y Miguel Hernández. Amo la que no es esa España de gente que es española por que no vale para ser otra cosa, como paradójicamente dijera, el admiradísimo por la gente patriota Antonio Cánovas del Castillo de cuyo nombre el PP tiene una fundación. Por eso quizás me gusta más decir ibérico que español viendo a los clubs de fans de banderita en mano que tanto temor despiertan entre quienes queremos un país de derechos y no de derechas. Tampoco haberme educado en un colegio donde la imagen de Franco aun estaba y haberme educado como “buen patriota” ayuda a tener buen concepto de los agitabanderas. Aseguro que mi viaje de fin de curso fue entre otros lugares el museo del ejército o al Valle de los caídos. No en vano mi colegio en sus tiempos era el Alejandro Goicoechea, que además de inventor del TALGO tiene un turbio pasado.
El otro motivo es haber salido de mi tierra, y ver que con filias y fobias, somos más iguales de lo que creemos. Al fin y al cabo no dejamos de ser gente que busca completar su pirámide de Maslow.
Actualmente, siento que esta historia se repite. Anteayer un niño mulato le decía a su madre en Santander que no querían jugar con el y su madre le explicaba que eran racistas. No veo demasiada diferencia entre lo que puede vivir ese niño y lo que viví yo en mi mas tierna infancia. Veo con pena y tristeza como ser racista es habitual y ya se dice libremente sin vergüenza alguna.
Veo un fuerte rechazo a los musulmanes, a los negros, a los sudamericanos, a los europeos del este y veo en este rechazo mi mirada de antaño y un muro muy difícil de derribar.
Si yo quiero ser uno más y no me dejan, lo más probable es que acabe siendo lo que ellos no quieren. Siempre he dicho que el fundamentalismo no se crea en muchos casos en los países musulmanes, sino más bien, en nuestras calles europeas. Cualquier musulmán tiene relatos que lamentar sobre la actitud hacia ellos basada en la desinformación y prejuicios.
Mientras no pensemos que el bien y el mal no están en una procedencia, en una religión ni en una raza, estamos poniendo piedras en nuestro camino y esas piedras un día serán muchas y el montón se derrumbará aplastándonos.
“El niño que no fue abrazado por su tribu, ya adulto quemará la aldea para poder sentir su calor.”
Proverbio africano.