Hoy me han hecho un regalo muy bonito, aunque no puede ser compartido. Hace casi tres meses visite el pueblo que me crie y visite la escuela que acudí hace cuatro décadas.
En esa nostálgica visita me hicieron el regalo más bonito que puede recibir como enamorado de mi tierra. Un grupo de niños recitaron unos versos y bailaron el aurresku ante mí.
Vi que lo que da el carácter a una tierra y que realmente te da el título de pertenencia que es su cultura sigue vivo y se sigue manteniendo, siendo abrazados también por aquellos que descienden de otras tierras y otros mares.
Hoy me permiten gracias a la generosidad de unos padres tener ese video en mi poder. Video que no transmitiré por razones obvias relacionada con la edad de sus participes. Un video que nunca olvidaré y que me recuerda que la tierra no es del que nace en ella, sino de quien la ama y sabe que como repito a menudo, quien ama a su tierra, no odia a la de los demás.
Por ello me encuentro a gusto entre aquellos que me hablan de su tierra con orgullo por su cultura y tradiciones, paisajes, gastronomía, y detesto aquellos que hablan con orgullo e incluso con arrogancia por una supuesta superioridad de gestas bélicas ya pasadas.
Mila esker nire herriko umeak