Nostalgia de aquellos viejos sellos de correos

Lamentable ejemplo de un sello mal hecho

He dicho en alguna ocasión en este blog que me siento identificado con la frase “la patria de una persona es su infancia”. Hoy me han robado otra parte de mi infancia.

Una dolencia que me afectaba mucho de niño era la acetona, una enfermedad que tenía su parte buena y su parte mala. La mala, que te dejaba hecho un trapo y la buena, que el médico te recetaba para reponerte alimentos dulces y Coca-Cola.

En una de estas convalecencias una abuela para entretenerme, me entrego una caja con montones de sellos que eran repetidos de una tía mía que los coleccionaba y le cogí cierto gusto. Lo cierto es que esa caja de sellos acabo olvidada en un rincón y seguí con mis labores de niño.

Más o menos en el transcurso de un año, un profesor nos enseño su colección de sellos y eso hizo engancharme a la filatelia.  Por aquellos entonces buscaba sellos de mucho colorido, a poder ser extranjeros pero más tarde empecé a valorar los sellos dibujados con gusto donde la mano de reputados grabadores dejaron sus huellas.

Si bien indudablemente considero al polaco Slania mi grabador favorito que dejo muestra de su arte y maestría en sellos y billetes de numerosos países incluidos sellos españoles, no puedo echar de menos a maestros más cercanos como Sánchez-Toda, Vaquer Atienza, Juliá, y otros muchos que indudablemente me hicieron valorar el sello de España, al que detestaba en mi infancia por “soso” y “vulgar”. Tras cambiar de apreciación sobre estos sellos, suelo decir con algo de sorna que soy franquista filatélicamente hablando por la enorme belleza de los sellos de esa época. Incluso me produce placer ver sellos contrarios a mis sentimientos como sellos taurinos que dejando de lado el desasosiego que me produce esa actividad, me agrada el buen arte del artista que supo plasmar con belleza esa actividad.

Hoy en día que el sello es un bien escaso, cuando llega un sello de España a mis manos la calidad es ínfima. Parecen más destinados a dar la última puñalada a los escasos filatelistas que quedamos que hacer algo que merezca la pena guardar en el recuerdo. Hoy en el colmo de despropósito me ha llegado un sello cuyo diseño brilla por su ausencia.

Si los viejos grabadores levantaran la cabeza…

Un "sello, sello"