A vueltas con España

Una copa de vino une mas que himnos y banderas

Hablar de España de buen rollo cuando se tienen ideas contrapuestas es bastante difícil pero afortunadamente pude hacerlo hace unos días. Yo reconozco estar a favor del nacionalismo vasco y la persona que hable aunque de izquierdas tiene un fuerte sentimiento de afecto por España y de su unidad. Esta persona me decía que no se quería a España y que no era raro no escuchar solo de los independentistas ciertas frases de desafecto hacia España, y yo sin embargo tirando piedras hacia mi tejado dije que eso no era muy correcto, que lo que no gusta a estas personas, entre las que me incluyo, son los labios que pronuncian en muchos casos España y la nefasta historia generada en torno a su nombre.

A mí personalmente lo que es territorialmente España desde la legalidad, me gusta. Intento cuando voy a cualquier sitio ver sus paisajes, degustar su gastronomía, aprender de su cultura y relacionarme con la gente lo que no me gusta es la España desde el patriotismo, esa España que entiende que todos han de ser españoles a palos, que cree que no hay nada mas allá de banderas e himnos y yo creo en la gente, y me siento sentimentalmente unido a personas con todos sus problemas del día a día.

Por eso no es España lo que no me gusta tanto, es la manera de entender España, al igual que otros muchos. Una vez un político de Esquerra Republicana dijo “que hay dos España, una con la que podemos entendernos y llegar a acuerdos y otra con la que no” y creo que aquí está la clave. Hay dos Españas, una de ellas basadas en valores “tradicionales” de himnos, banderas y orgullos patrios y otra basada más en la gente y en el día a día de esta.

La España que gusta a muchos de los que “no quieren a España” es la que se encuentra bajo la bandera republicana. Esta bandera paradójicamente no genera tanta aversión ni entre los sectores más independentistas como lo demuestra que ondeo en la zona más “caliente” de fiestas de Bilbao en los tiempos duros de la guerra de las banderas como ondeo en el ayuntamiento de Donostia cuando este fue gobernado por Bildu.

Poéticamente se podría decir que la España que nos gusta a quienes “no queremos a España” es la España de “vientos del pueblo” de Miguel Hernández o musicalmente hablando la “España Camisa blanca” de Ana Belén frente el “Viva España” de Manolo Escobar.

A mi si me dejan elegir me quedo con una confederación de pueblos ibéricos donde cada territorio elige libremente su adhesión y son estos quienes ceden competencias a un gobierno común y no como ahora que es el gobierno central quien cede competencias.

Yo seguiré trotando por donde pueda,  compartiendo momentos y vivencias con la gente de los lugares donde pise pero dejarme que me mantenga al margen de esa manera tradicional de sentirse español, no va conmigo.

Mas que un "¡Viva España! , prefiero decir ¡Vivan los pueblos y sus gentes!